El Papa en África, un desafío
El Papa Francisco ya ha aterrizado en Kenya y con ello da inicio a su primera gira por África, que luego lo llevará también a Uganda y República Centroafricana. Advertido por la amenaza yihadista y el reto a la seguridad, sin chaleco antibala, respondió: «Hay buena y mala gente. A decir verdad, lo único que me preocupa son los mosquitos». Después continuó bromeando acerca de la importancia de llevar repelente. Lo esperan 10.000 efectivos de seguridad.
Francisco es el cuarto Papa en visitar el continente (los últimos cuatro Pontífices lo han hecho). Juan Pablo II fue quien más lo hizo (41 países visitados en 15 viajes, entre 1980 y 2000), Pablo VI visitó Uganda en 1969 y Benedicto XVI, el antecesor de Francisco, conoció Angola y Camerún, en 2009, y Benín a fines de 2011.
Los tres países elegidos para la gira contienen gran número de católicos. Kenya, el más poblado, presenta el 82,5% de población de ese credo, sobre casi 50 millones de habitantes, es decir, algo más de 40 millones. En Uganda es el 41,9% sobre 37 millones (casi la otra mitad es protestante) y en Centroafricana, de 5,3 millones, el 25% profesa esta religión. Junto a los protestantes son mayoría, el 15% es musulmán. Esta división paraliza a esta ex colonia francesa hace largos meses.
La seguridad es la gran preocupación, por el Papa y por la realidad que se vive en los países a recorrer. Los tres países son diferentes entre sí pero comparten un factor común: padecen y han padecido violencia en abundancia. Kenya ha sufrido una ronda de violencia electoral entre fines de 2007 y comienzos de 2008 y su presidente, Uhuru Kenyatta, estuvo en la mira de la justicia internacional en relación al hecho de haberla promovido, convirtiéndose en el primer jefe de Estado (en desempeño de la función) en pasar al banquillo en la Corte Penal Internacional.
Junto a Uganda, ambos países sufren en carne propia la violencia islamista del grupo somalí Al Shabab que se descarga en represalia contra la intervención de estas dos naciones en suelo de lo que hasta 1991 era un Estado al fin. Por último, la gira concluye en República Centroafricana, golpeada por dos años de guerra civil entre dos grupos mayoritarios que en realidad, esconden el juego de poder de la ex metrópoli francesa, ávida de recursos como en otras regiones donde tuvo posesiones otrora (Malí, Chad, Níger).
En particular, destacan en Uganda dos ataques la misma noche de julio de 2010 cuando se televisaba la final del Mundial de fútbol en Sudáfrica. Donde más víctimas hubo fue en un bar etíope, en total los dos ataques dejaron 76 personas fallecidas. La Papamanía se observa en las calles de Kampala, por caso.
En Kenya, la violencia llegó a su punto álgido en dos ocasiones. Una fue en septiembre de 2013 cuando varios hombres armados de Shabab irrumpieron en un prestigioso mall (el West Gate) en la capital, Nairobi, tomaron rehenes y asesinaron a todo lo que se movía. Hubo 67 víctimas entre los últimos. El otro golpe estratégico fue en una Universidad de las más reputadas del país, Garissa, en la cual, el 2 de abril, con la misma modalidad que casi año y medio atrás, dejaron 152 muertos, incluyendo a los atacantes que fallecieron tras la intervención de las fuerzas de seguridad que liberaron el predio.
El Papa asiste a África para llevar un mensaje de paz justo cuando el ISIS eleva la apuesta e indica que aplastará a Francia, así como amenaza a 60 países de la coalición global que lo combaten (el 31% de los Estados del mundo), obviamente incluida la nación que preside Hollande, a quien el grupo increpó y desafía.