Ensayos, Textos periodísticos y de divulgación

África en 2024: complicaciones diversas

El calentamiento global y sus efectos continúan dificultando la vida de millones en espacios cuyos conflictos no han hecho más que empeorar

 

Aunque África apenas emite apenas el 3% de las emisiones de gases de efecto invernadero, no obstante, es una de las regiones más castigadas del planeta en cuanto a sus efectos en un año aún más cálido que 2023 y para un continente que registra temperaturas levemente superiores a las promedio. Según Naciones Unidas, más de 170 millones de personas padecen hambre aguda en África subsahariana. Fenómenos climáticos extremos lo explican bastante, por ejemplo, una gran parte del sur continental asolada por una gravísima sequía, pero países como Sudán y Sudán del Sur inundados. En el primero al drama climático se suma una guerra de casi dos años y la crisis humanitaria más grave del mundo: 14 millones sin hogar, medio país hambreado y hasta 150.000 muertes, según los cálculos más altos.

El Sahel, caliente

La desertificación progresiva en el área saheliana complica una situación humanitaria que pende de un hilo en zonas considerables de esta área dando como resultado, en parte, que en África occidental y central se hayan registrado más de 50 millones de personas enfrentadas a la escasez crónica de alimentos, incluyendo casi 17 millones de menores, según datos del PMA (ONU). Esto también repercute en que la ruta migratoria hacia Canarias se haya convertido en la más peligrosa, superando a la del Mediterráneo, con casi 5.000 decesos solo hasta mayo. Otra complicación también es el aumento del costo de vida en general.

La combinación de estos factores generó la tormenta perfecta para la caída de gobiernos civiles y la llegada al poder de juntas militares entre 2020 y 2023. Son casi todos países del Sahel excolonias francesas que están revirtiendo el vínculo tradicional con su antigua colonizadora. El alejamiento de la democracia y el postergamiento del llamado a elecciones marcaron la escena. En el caso maliense, en abril se sumó la prohibición de toda actividad política y en Guinea Conakry la promesa de un referéndum constitucional que permitiría al actual líder militar presentarse a elecciones. Al igual que en 2023, la relación de estas administraciones militares con el gobierno de Emmanuel Macron continuó deteriorándose. En 2024 no hizo más que afianzarse la Alianza de Estados del Sahel, fundada en septiembre de 2023, entre Mali, Burkina Faso y Níger. En otro visible golpe a Francia, Chad y Senegal le solicitaron la retirada de efectivos militares y cooperación.

Pese a estos claros reveses para la exmetrópoli, se observó una voluntad de Macron de recomponer relaciones. El 1° de diciembre el mandatario se convirtió en el primero del país al reconocer la masacre de Thiaroye (Dakar, Senegal), en el aniversario 80 de una protesta en la que decenas de soldados del África Occidental Francesa resultaron asesinados por tropas francesas debido al reclamo salarial tras haber combatido en los campos de la Segunda Guerra Mundial, antes de su desmovilización.

Si bien las juntas militares que gobiernan en el Sahel prometieron revertir el flagelo del yihadismo, tal desafío está pendiente en la región más insegura del planeta en esta materia. Entre los varios ataques yihadistas, causó particular conmoción una serie perpetrada en Mali a mediados de septiembre, en la capital Bamako, que causó más de 90 muertes. Pero aun trascendió más el ocurrido en julio, en la frontera con Argelia y en el marco de combates, ya que las acusaciones se dirigieron a Ucrania. Kiev fue acusado de promover el terrorismo al sospecharse que el grupo culpable local tuvo complicidad del país europeo al dar su golpe contra el ejército maliense y colaboradores del Afrika Korps (las exmilicias rusas Wagner), resultando en más de 50 bajas militares. En consecuencia, primero Mali y luego Níger rompieron relaciones diplomáticas con Ucrania. En suma, 2024 constató el avance ruso en África y la expansión del frente bélico ucraniano en el Sahel, una zona en deterioro de paz al igual que el siempre inestable Cuerno de África, al comenzar el año con un acuerdo entre la no reconocida Somalilandia y Etiopía para ofrecer una salida al mar a la segunda, negociación que puso los nervios de punta en Mogadiscio, aunque el año cierra con un principio de entendimiento entre Addis Ababa y la administración somalí, mediado por Turquía.

Protestas y elecciones

Cuatro países fueron golpeados en particular por protestas muy violentas con un número elevado de muertes y percances diversos: Kenya, Nigeria, Uganda y Mozambique. Aunque por detonantes distintos, la economía se filtró en buena parte de las demandas de las multitudes que salieron a las calles a demostrar su enojo con el gobierno de turno.

En Mozambique el malestar se debió a una crisis postelectoral frente el descontento por la primacía del histórico Frelimo, una vez más ganador, y el cuestionamiento del resultado. Entre febrero y marzo el contexto preelectoral mantuvo en vilo a Senegal. El presidente saliente, Sall, se resistió a abandonar el poder, aunque la sucesión fue tranquila al final, asumiendo a comienzos de abril el mandatario más disruptivo y joven del país, Faye, de retórica antifrancesa. No dieron sorpresas más tarde los comicios en Sudáfrica, Chad, Rwanda, Argelia y Túnez, en las tres últimas en base a reelección con más del 90% del voto ante oposiciones extremadamente débiles. Pero en el país austral el Congreso Nacional Africano (ANC) debió compartir coalición al perder por primera vez la mayoría absoluta parlamentaria mostrando un desgaste de su caudal político amparado en una crisis profunda a 30 años de la salida del apartheid. En la vecina Botswana la sorpresa fue que el oficialismo perdió acabando con la hegemonía política del partido desde la independencia, en 1966, mientras que en Ghana un expresidente volvió al poder tras la alternancia típica del modelo. En contraste, en Namibia hubo continuidad, si bien el oficialismo perdió poder parlamentario, pero la novedad es que una mujer gobernará por primera vez.

En general, fue un año poco favorable para los oficialismos, ante derrotas electorales o avances considerables de la oposición. No fue así en Rwanda, con el resultado más llamativo de 2024. El cuasieterno Kagame obtuvo el 99,18% en otra elección amañada, pero siendo un régimen de muy buena imagen internacional.

 

Publicado en:
https://oem.com.mx/elsoldecuernavaca/analisis/poliescenarios-africa-en-2024-complicaciones-diversas-20794461

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *