Sudán: muy lejos de la paz
Sudán: muy lejos de la paz
Mientras las masacres en Darfur no tienen pausa, la guerra civil que asola al país del noreste africano está próxima a cumplir dos años sin vislumbrarse su cese. La invisibilidad de la peor crisis humanitaria del planeta es pasmosa.
Aunque con un visible deterioro observable en los meses previos, todo comenzó en abril de 2023 cuando las tropas paramilitares de las RSF (Fuerzas de Apoyo Rápido, por su sigla en inglés), que debían ser integradas al ejército de línea sudanés, comenzaron a combatir al último tras una serie de desacuerdos sobre la integración de aquellas milicias a la estructura militar oficial. Se desencadenaron combates que truncaron toda posibilidad de transición democrática tras la caída de la dictadura islamista de Omar Al-Bashir (1989-2019) mientras, al presente, el Consejo Soberano de Transición intenta someter a las tropas rebeldes pero con dificultades. En particular, las RSF son prácticamente dueñas de Darfur en donde se está dando la aceleración de masacres hacia poblaciones no árabes, una continuidad del primer genocidio del siglo XXI, ignorado, aprovechando su desconocimiento e incapacidad de reacción.
En general, las cifras son tétricas bajo un escenario de gravísimos ultrajes a los Derechos Humanos, cometidas desde ambos bandos (como el uso de la violación en tanto arma de guerra), y convirtiéndose Sudán en la peor crisis humanitaria de la actualidad con más de 14 millones de personas obligadas a huir de sus hogares. A eso hay que incluir a más de 3 millones que encontraron refugio en países vecinos como Sudán del Sur, Egipto y Chad, complicando el panorama de una región muy volátil de por sí. Casi la mitad del país, poco más de 25 millones de habitantes, padecen niveles de desnutrición alarmantes al punto de evocar los fantasmas recurrentes de grandes hambrunas como la ocurrida en la década de 1980 en Etiopía, por caso. En materia no menos preocupante, una fuente estadounidense reveló que podían haber fallecido desde inicios de la confrontación hasta 150.000 personas. Para rematar una situación desesperante pero invisibilizada en la agenda de los medios, las fuerzas rebeldes del líder conocido como Hemedti y sus aliados, estarían proclamando la creación de un gobierno paralelo al mejor estilo libio, ya aprobada una Constitución de transición, y con la posibilidad en efecto de partición de una nación que a duras penas puede superar la guerra, dicho sea de paso, agravando una complicadísima situación humanitaria. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas observa con alarma y condenó este hecho además de haber recriminado al gobierno de Kenya por haber oficiado de sede del encuentro que dio lugar al acuerdo para la formulación de una posible soberanía paralela sudanesa, funesta para la unidad nacional. Por su parte, Washington expresó que este intento de conformar un nuevo gobierno no ayuda a la paz y la seguridad en el país.
Continuidad del genocidio darfurí
La trama del horror que sacude a esta región del oeste sudanés lleva ya más de una veintena de años y se salda con, al menos, medio millón de decesos bajo una política sostenida de limpieza étnica frente a elementos no árabes. En efecto, las milicias genocidas de extracción árabe son conocidas como janjaweed y desatan su furia principalmente contra las etnias no arabizadas, fur, masalit y zagawha. Las matanzas, mejor dicho un plan de extinción sistemática, se remontan a comienzos de 2003 y no siguen una línea religiosa sino más bien un componente étnico y social pues la mayoría de la población darfurí es islámica. A mayor abundamiento, esas mismas milicias agresoras son las que en parte hoy integran el bando armado de Hemedti y se financian con el abundante oro explotado de Darfur, asimismo el atractivo de importantes apoyos externos como el de los pudientes Emiratos Árabes Unidos. El gobierno estadounidense apuntó con convicción ahondando en las raíces de esta historia trágica darfurí. A comienzos de 2025, el exSecretario de Estado, Antony Blinken, sostuvo que las RSF en Darfur están perpetrando genocidio.
Poco ha cambiado, la impunidad es moneda corriente pero, bajo un contexto más crítico, las RSF y sus socios tienen aún más rienda suelta para afianzar sus maniobras de limpieza étnica bajo la indiferencia global y así consiguen vía libre para una política de tierra arrasada, incluso borrando del mapa aldeas enteras. Desde que irrumpió la guerra, a mediados de abril de 2023, las RSF han atacado innumerables pueblos, saqueando, violando y provocando nuevas oleadas de dispersión poblacional, todos efectos de incursiones cometidas con intensidad, las peores, entre mayo y junio de 2023. Y las cifras debieran estremecer. Por ejemplo, de El-Fasher, capital estatal de Darfur Norte, y de áreas aledañas, alrededor de 605.000 personas se han visto obligadas a huir entre el 1° de abril de 2024 y el 31 de enero pasado. En particular, para quienes sí les importa el conflicto, se recordará con espanto la masacre de Ardamata, una ciudad de Darfur Oeste en la que, en casi una semana de violencia de noviembre de 2023, fueron asesinadas personas de extracción masalit bajo ejecuciones sumarias o quemadas vivas. Solo en un día fueron asesinados, bajo la primera modalidad, 66 hombres jóvenes, siendo separados previamente de las mujeres. También el RSF y sus aliados arrestaron muchas más personas y al día de hoy de una gran parte se desconoce su paradero. Muchos de los cadáveres fueron arrojados a fosas comunes mientras otros abandonados en las calles. En total se estima que murieron unas 800 personas. Quienes sobrevivieron a estas atrocidades encontraron asilo en la vecina Chad.
Finalmente, para no extender tanto este pequeño inventario de crímenes de guerra que merecen condenas múltiples, en el marco de duros combates, próximos a cumplir un año, por el control de El-Fasher, último bastión en Darfur de las fuerzas oficiales, en febrero de 2025 se denunció a las RSF como responsables en ataques con artillería pesada al campo de refugiados más grande de Sudán, Zamzam (Darfur Norte, 15 kilómetros al sur de la capital estatal), afectando por ejemplo su mercado y comprometiendo más una situación acuciante cuando en agosto de 2024 había sido declarada la hambruna. Atento a la gravedad del caso y de los ataques indiscriminados de las milicias, Médicos Sin Fronteras anunció a final del mes la suspensión de actividades en el emplazamiento que alberga a unas 500.000 almas y, con mucha lamentación, pese a las crecientes necesidades humanitarias.
Inhumanidades (x 2)
La violencia excede obviamente los horrores descriptos con antelación en Darfur y traspasa sus fronteras. La peor denuncia desde abril de 2023 contra las RSF provino del gobierno sudanés que acusó a esa fuerza rival del asesinato de 433 civiles, incluyendo bebés, bajo ataques a aldeas del Estado del Nilo Blanco, en el centro-sur, durante las primeras semanas de este año. Sin embargo, no solo las RSF están en la mira de una serie de acusaciones y condenas diversas. En enero, las fuerzas que comanda el líder de la transición, el General Al-Burhan, han sido acusadas por los Estados Unidos, quien ha promovido y participado en sendas rondas de negociaciones truncas, de bloquear ayuda humanitaria y lanzar ataques indiscriminados contra objetivos civiles. De modo que Washington procedió a sancionar al gobierno de Khartum como previamente sancionara al bando de su rival Hemedti. En ambas intervenciones, la idea es, además de las sanciones económicas, impedir que el flujo de armamento llegue a los beligerantes.
En materia de justicia internacional, la CPI lleva a cabo investigaciones por presuntos crímenes de guerra y contra la humanidad. Lo más palpable sería el genocidio en Darfur, pero no es lo único. La invisibilidad de la peor crisis humanitaria del planeta es pasmosa y demuestra otra cuestión, en conclusión. Es que, como demuestran los hechos, en la guerra no hay malos ni buenos, solo víctimas y victimarios. Claramente, las primeras, en Sudán, son las más olvidadas del mundo en esta confrontación que ya se puede definir como una Tercera Guerra Civil Sudanesa. ¿Se prolongará tanto como las dos anteriores? Como sea, de todos modos el término guerra civil queda muy chico frente al drama humanitario y las referencias probadas de genocidio.
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