“En Cuba no existen leyes contra el ejercicio del racismo y la discriminación”
“En Cuba no existen leyes contra el ejercicio del racismo y la discriminación”
Los afrocubanos son poco más del 9% de la población, según datos oficiales, en una isla habitada por unos 11 millones de habitantes. Sin embargo, estos números no se condicen con la realidad. Muchos negros, la mayoría de los habitantes de Cuba, se niegan a asumir su identidad tras años de menosprecio por parte de las autoridades.
En su paso por la Argentina, los cubanos Leonardo Calvo Cárdenas y Fernando Palacio Mogar, miembros del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR), opinaron sobre la difícil situación de Cuba respecto al colectivo afrocubano, del que son militantes, y del grupo LGBT. Un repaso por la política del Estado frente a una realidad que no los favorece.
¿Con qué propósito se fundó el Comité de Integración Racial?
LCC: En el CIR, fundado en 2008, tratamos de movernos en varios ámbitos para intentar reabrir el debate sobre lo que acontece en Cuba donde la temática racial es dura, mientras el gobierno secuestró el tema y eliminó el debate. No ha resuelto el problema racial, lo ha complicado. Desde el poder a veces se reconoce, se habla algo, se promete pero no se avanza porque al gobierno no le conviene eso. Porque, a pesar del cambio de discurso, de la imagen política, en Cuba siguen prevaleciendo los mismos patrones supremacistas hegemónicos instaurados hace 200 años por los criollos que gobiernan desde siempre. Los gobernantes han entendido que en Cuba el peso económico, social y demográfico de los afrodescendientes es muy grande y para ellos significa un peligro. Entonces crearon todo un esquema mental de inferiorización y menosprecio, convirtiendo Cuba en una sociedad de castas. Por muy inteligente, capaz y trabajador que sea, el intocable siempre va a ser eso. Tenemos que empoderarnos, darnos la autoestima.
¿Cuál fue la actitud del poder hacia los negros cubanos?
LCC: Siempre al negro se le temió. En el siglo XIX, en un período muy corto de tiempo por el desarrollo vertiginoso después de la Revolución de Haití, surgió una gran capa de esclavos y negros libertos que se ocupaba de los oficios y determinadas profesiones. Eso dio lugar a una casta de mestizos y negros acaudalados, cultos. Su aparición levantó gran temor en la clase criolla que ya gobernaba en Cuba mientras España tenía el poder político. Entonces en 1844 inventaron lo de la “Conspiración de la Escalera” y barrieron con toda esa casta. Con la Revolución de nuevo.
¿Ha mejorado la posición de los afrocubanos desde la Revolución?
LCC: Castro se dio cuenta de cuál era el peligro que significaba la marginación del negro y dijo a la gente que había que empoderar, o sea romper el desequilibrio. Lo hizo en el discurso pero no en la práctica. Con la crisis de los últimos 20 años se ha profundizado la desventaja y se ha estructuralizado el racismo. Todas las medidas que está tomando el gobierno ahora mismo profundizan esa desventaja porque los afrodescendientes no tenemos casa que vender ni comprar, entre varias otras carencias. No hay posibilidad de nada. Entonces la distancia se ahonda y eso genera grandes problemas sociales. Es un problema planteado para el presente y para el futuro. En eso nosotros estamos tratando de incidir, en abrir las mentes. Es tanta la atrofia y el retraso que muchos de los argumentos que utilizan las personas en Cuba son anacrónicos.
¿Cuáles serían las posibilidades de políticas de afirmación positiva en caso de un contexto posrevolucionario?
LCC: Hay que empoderar económicamente a los afrodescendientes, a la gente que está en una posición social mucho más baja, darle posibilidades de acceso al conocimiento y a los espacios económicos. También romper las coordenadas de interrupción de la movilidad social ascendente, porque en Cuba no existen leyes y mecanismos contra el ejercicio del racismo y la discriminación. Tú ocupas una posición determinada y puedes ejercer racismo sobre otro, pero sabes que no te va a pasar nada. Es muy difícil determinar y caracterizar una actitud racista. Pero siempre los afrodescendientes van siendo relegados y removidos. No hay cultura ni mecanismos de respeto a la ley. A la policía en la escuela le dicen que los negros son los delincuentes que tienen que coger.
¿Hay alguna instancia donde se denuncien casos de racismo, como en Argentina el INADI?
LCC: No, incluso en el Código Penal hay una figura en contra de los delitos hacia la igualdad. Si una persona se siente discriminada laboralmente y va a la Fiscalía, le responden que eso no existe, y otra persona allí le dice que se le acerque y le sugiere denunciar el caso a la policía. Pero el policía le consultará si ya habló con el Partido. El pánico a que ese tema se ventile institucional e intelectualmente es terrible. Por ejemplo, Roberto Zurbano, un intelectual afrocubano, publicó el artículo en el New York Times “La Revolución aun no ha comenzado para los negros” y se desató contra él una inquisición mediática, incluso de gente que compañera suya en la lucha. Lo expulsaron de la dirección del fondo editorial de Casa de las Américas.
¿Ha mejorado la situación del colectivo LGBT en los últimos años?
FPM: Hoy en Cuba prosigue la discriminación de los homosexuales, la represión. La policía reprime abiertamente en plena calle a los gays y lesbianas, y los abusa sexualmente.
¿Cuál es el criterio con el que la policía detiene a homosexuales? ¿Con qué vara lo miden?
LCC: A partir de lo que ésta define son características. Hay muchos travestis y transformistas, y los lugares donde esos grupos se mueven y reúnen. Existen grandes patrones de abuso, atropello y discriminación de todo tipo. Incluso con las prostitutas. Los elementos fundamentales de las estructuras han sido ganados por la corrupción: sistema judicial, policía, aduana. Cuando fue la visita de Putin, durante varios días se hicieron redadas constantes recogiendo a personas que ellos interpretaban eran homosexuales, con el argumento de la prostitución masculina. Es una pauta habitual. Ha habido una explosión de la indigencia, de la mendicidad, entre otras cosas. Entonces cuando hay una reunión internacional se los recoge y concentra en lugares no visibles. Si eres mujer, y también negra, peor. Si eres lo anterior pero homosexual y campesina, mucho peor.
¿Ustedes se definen a sí mismos como afrocubanos?
LCC: Sí. Pero sucede que frente a eso hay una gran oposición, y un gran debate. He tenido que polemizar porque a la gente no le gusta que le recuerden lo que es. Cuando los cubanos llenan la avenida más ancha del país para ir a hacerse españoles nadie se muta, pero cuando se los llama afrocubanos pegan el grito en el cielo. Responden: “nosotros somos cubanos todos”. Es decir, todos somos cubanos pero ustedes tienen los espacios, accesos y nosotros no. Hay gente que pega el grito en el cielo y que no quiere admitir que nos asumamos como lo que realmente somos.
¿Cómo definirían una identidad afrocubana?
LCC: Es la identidad de Cuba pero, pese a ello, a la música de origen africano aún le llaman folclore. Hablamos un derivado del bozal y en otras zonas del país donde no hubo tanta presencia africana se habla distinto. En oriente se habla un derivado del creole. En las regiones Santiago de Cuba, Guantánamo, Matanzas y Habana han surgido muchos más géneros tropicales que en el resto de América porque esas son las de mayor concentración urbana negra. Hay un desarrollo sociocultural muy fuerte pero que se niega, es desconocido y se trata de esconder y disminuir. Lo mismo sucede con las comidas. En España no se come arroz casi porque esa era comida de esclavos, pero es base de la alimentación nacional. Son muchos los elementos que se han ido afianzando pero a la vez desconociendo. En Cuba no se reconoció, como sucedió en los Estados Unidos, un país de dos culturas. En mi país siempre existió una pretensión de blanqueamiento, una ilusión de cambio de status y la pretensión de que si nos comportábamos como lo hacen los blancos supuestamente asumiríamos su cultura y cambiaríamos de posición. Cosa que nunca pasó.
¿Cómo se lucha contra el racismo?
LCC: Primero con debate y diálogo, pero sobre todo con liderazgo. El camino al empoderamiento reside en un líder, preparando gente que pueda generar y transmitir un patrón.
¿Hay conciencia del racismo en la sociedad cubana?
FPM: En Cuba hay muchos grupos pero dentro de su agenda no tenían contemplado el problema del racismo, la problemática LGTB. También se está trabajando dentro de la última para que la gente que lucha por una democracia en Cuba se interiorice de ello y aquélla sea incluida dentro de su agenda de trabajo. Realmente consideramos que no va a haber un cambio real en Cuba si no se incluye de manera seria la problemática racial y el respeto a los derechos de los LGTB. Son temas fundamentales que si no son considerados en un período de transformación profundo, no va a haber un cambio completo.
Obviamente el tema del racismo se esconde bajo un manto de silencio…
LCC: Por mucho tiempo se ha distorsionado la referencia. Si se logra convencer a la gente discriminada de su inferioridad, se tiene la tarea hecha completamente. En Cuba, hay 27 gamas de colores. En Estados Unidos un hombre rubio y de ojos celestes te dice que es negro. Pero en la isla, como hemos vivido bajo una ilusión de blanqueamiento, personas del interior mestizas te dicen que son blancas. Esos patrones han sido impuestos y prevalecen.
¿Dónde se ve más el racismo en la cotidianidad?
LCC: La institución más racista en Cuba es la televisión pero los afrocubanos no se dan cuenta de eso. Hay un fenómeno universal que indica que la gente más pobre no quiere ver su condición de tal, al contrario, desea ver la otra. Por eso todos los personajes de las películas indias son blancos, por ejemplo. En un texto llamado “La suerte de ser invisible” opino que los negros salimos bien en la televisión cuando no aparecemos. En cambio, cuando salimos al aire siempre es con actitudes denigrantes y miserables. Hay un diseño, no es casual, incluso algunos intelectuales han tocado el tema pero el esquema no cambia. En Cuba hacen novelas enteras donde no aparece un negro y si lo hace es el que nunca quiere estudiar, maligno, trata mal a la familia. En la televisión nunca le va a dar un golpe a un blanco. Es un esquema determinado para marcar y reafirmar el ambiente de apoyo a la mentalidad y así y todo el pueblo cubano, que no es analfabeto, no se da cuenta.
Leonardo Calvo Cárdenas: Vicepresidente del Arco Progresista en Cuba y Vicecoordinador Nacional del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR). Representante en Cuba de la revista Islas. Licenciado en Historia Contemporánea en la Universidad de La Habana. En 1987 comienza a trabajar como especialista principal en el Museo de Ciudad de La Habana, de donde fue expulsado en diciembre de 1991. Desde 1996 ha sido columnista y colaborador de varias publicaciones, entre las que destacan las revistas digitales Nueva Frontera, Consenso, Noticias Consenso, Encuentro en la Red y Primavera de Cuba.
Fernando Palacio Mogar: Coordinador a nivel nacional del Partido Solidaridad Liberal Cubano (PSLCCC) y del proyecto Aulas Abiertas. Es Técnico en mecánica y refrigeración industrial y se ha desempeñado como Jefe de Operaciones del Sistema Intensivo de Urgencias Médicas de Ciudad Habana hasta 2007. En 2004 comenzó su actividad en la oposición como activista del Partido Liberal Nacional Cubano (PLNC) llegando a ser coordinador nacional del partido. Además integra el Comité Ciudadanos por la Integración Racial y la Concertación Nuevo País.
Más Información «Comité Ciudadanos por la Integración Racial» en www.cir-integracion-racial-cuba.org/