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La Alianza de Estados del Sahel: ¿cuán lejos llegará la revolución?

Mali, Burkina Faso y Níger, en movimiento

 

África es, en buena medida, un continente en efervescencia. En esto último destaca una parte puntual del Sahel, en la que se vive un proceso revolucionario con una marcada reacción antifrancesa que está redefiniendo el futuro de un espacio que abarca casi 3 millones de kmhabitados por más de 70 millones de personas. Un nuevo ciclo golpista, surgido a partir de 2020 y próximo a cumplir un lustro, provocó cambios profundos en la región y generó, como resultado de dichas asonadas militares, una nueva entidad confederal conocida como la Alianza de Estados del Sahel (AES), compuesta por Mali, Burkina Faso y Níger.

A partir del golpe inicial maliense, ocurrido en agosto de 2020, con una velocidad rampante en menos de cinco años se constituyó un “cinturón golpista” que atraviesa del Mar Rojo al Océano Atlántico, dándose un segundo golpe en Mali (agosto de 2021), siguiendo Guinea Conakry (en septiembre) y Sudán (en octubre). Además, Burkina Faso experimentó dos golpes en 2022. Finalmente, y fuera del área, Gabón –también excolonia francesa– vivió el suyo a finales de agosto de 2023, el último de esta seguidilla que varios análisis puntualizaron como un efecto en cadena.

Chad también se incluyó en esta sucesión golpista, pero no por derrocamiento de un gobierno democrático, como en los casos de Mali, Burkina Faso y Níger, sino por la muerte en batalla, combatiendo a la oposición, en abril de 2021, del presidente Idriss Déby, en el poder desde 1990. Heredó la sucesión su hijo Mahamat Idriss Déby Itno, quien, habiendo formado parte de la guardia presidencial y en forma autoritaria, disolvió absolutamente el gobierno anterior y rigió bajo un consejo de transición militar con serias denuncias de persecución a opositores.

Luego de un trienio, para conferirse legitimidad, Déby convocó a elecciones y las ganó en mayo de 2024 con el 61% de los votos, aunque el contendiente más importante denunciara fraude. Chad tuvo fama de ser el gendarme de la región, en alianza para Francia, si bien los vínculos no se debilitaron tanto con el país europeo como en los otros casos. Por último, el único territorio golpista no comprendido dentro del área de influencia francesa es Sudán, un caso aparte, que vive el peor conflicto de la actualidad con más de trece millones de personas desplazadas y una crisis humanitaria dramática pero invisibilizada, ya cumplidos los dos años de contienda.

Medidas revolucionarias y panafricanistas

La Alianza de Estados del Sahel (AES) surgió como idea durante la segunda mitad de 2023, desarrollando la iniciativa de constituir en sus inicios un pacto de defensa mutua y, luego, evolucionando a una confederación tras su primera cumbre en julio del año pasado en Niamey, capital nigerina. Su formación se entiende como una actitud defensiva en oposición a la exmetrópoli y su peso regional. Si bien esta unión panafricana avanzó en varios sentidos, no obstante, en forma aun contradictoria, al igual que quince países, toda la región comparte el empleo monetario del franco CFA, digitado desde Francia. De todos modos, vuela el proyecto de superar esa dependencia acompañando otros pasos ya dados.

Los tres países, invitando a la unión de los vecinos si coinciden en su postura sobre todo antifrancesa, avanzaron en un sentido unificado, adoptando una marcada política soberana que acentúa la revalorización y nacionalización en recursos naturales vitales como el oro, el litio y el uranio. Desde luego, todas las medidas a continuación detalladas están generando cortocircuitos con empresas establecidas de propiedad foránea, como la potente firma canadiense Barrick Gold.

En 2024, Burkina Faso suspendió sus exportaciones de oro en bruto y nacionalizó dos importantes yacimientos mineros de propiedad extranjera. El objetivo propuesto por el presidente Ibrahim Traoré, el más joven del mundo (37), fue el de alcanzar una producción nacional sin dependencia de terceros ni intermediarios, meta lograda y que el mandatario de boina roja pudo mostrar ante los medios como un orgulloso éxito nacionalista, al igual que la primera compañía de aviación local, entre otras noticias.

Además, diversificó en rubros alimenticios con la finalidad de alcanzar la autosuficiencia y rememorando la máxima de su ídolo Thomas Sankara –con quienes muchos lo comparan en su liderazgo– “Quien te alimenta, te controla”. El entonces conocido como “el Che Guevara africano” tuvo un ideal panafricanista y anticolonialista que le costó la vida tras cuatro años de presidencia, bajo un complot orquestado por Francia, al ser derrocado en 1987. Traoré es muy consciente de esa historia y cada uno de sus discursos insufla una proclama fervientemente antifrancesa recordando el lastimoso pasado reciente de sujeción nacional a la expotencia colonial.

Mali es uno de los grandes productores auríferos africanos y también explota otros minerales, pero, hasta hace no mucho, gran parte de esa renta iba a las arcas francesas. Ahora eso está cambiando, ya que el líder Assimi Goïta dispuso la vigencia de un nuevo código minero que estipula mayor intervención estatal en la explotación y obligó a poner término al refinamiento fronteras afuera.

En Níger es central el uranio. Básicamente, sin su aprovechamiento Francia no podría disponer en gran parte de electricidad, pese a que, irónicamente, en 2023 menos del 20% de la población nigerina tuvo luz. A propósito, en octubre de 2024, tras 53 años, la empresa Orano cesó actividades aduciendo problemas locales. Para Niamey, esto se leyó en clave de victoria si de cortar la dependencia con Francia se trata. Haciéndose eco de los cambios en el bloque, también el gobierno de Abdourahamane Tchiani modificó su legislación para exigir mayor control estatal y el procesamiento local al afectar la influencia de una empresa de bandera francesa, Areva. A dicha compañía se le prohibió el permiso de explotación de la mina de Imouraren, una de las más ricas del planeta en depósitos de uranio.

Otro avance significativo en común fue el militar. En forma gradual, las tres juntas solicitaron el retiro de la presencia militar francesa, partida que fue negociada con antelación. En agosto de 2022 finalizó la operación Barkhane, auspiciada por el Elíseo, luego de casi una década de presencia en la región a raíz de la crisis que estalló en Mali entre 2012 y 2013. Incluso este movimiento de repliegue castrense afectó a otros países, como a los Estados Unidos, nación que debió desmantelar una importantísima base de drones en Níger hace unos meses.

Las fuerzas militares de los tres países confederados realizaron importantes ejercicios militares conjuntos. Asimismo, se deshizo un frente de cooperación con Francia, la alianza G5 Sahel que patrullaba (junto a Chad y Mauritania) la seguridad de la región en torno a los desafíos del yihadismo, la principal amenaza zonal. El objetivo de la AES es la cooperación interna prescindiendo de la ayuda de socios externos. Por ejemplo, a mediados de 2023 finalizó la Minusma (sigla de la misión de las Naciones Unidas en Mali) con una retirada completa de efectivos finalizando ese año.

En el aspecto comunicativo y cultural hay bastantes medidas que anotar. Las cadenas informativas francesas más importantes, RFI y France24, fueron suspendidas y prácticamente expulsadas del territorio, acusadas de difundir noticias falsas y/o tendenciosas y de ser palancas de la presencia neocolonial para acicalar la influencia geoestratégica y cultural del país europeo.

Este año, con motivo de la celebración del Día de la Lengua Francesa (20 de marzo), las tres naciones anunciaron su salida de la Organización Internacional de la Francofonía (OIF). Con un golpe de efecto más, en 2023 Mali y Burkina Faso relegaron este idioma de “oficial” a “lengua de trabajo”, decisión a la que Níger se sumó más tarde.

En un plano más simbólico, haciendo acopio del pasado y con la perspectiva de transmitir un claro gesto anticolonial, las juntas adoptaron cambios de denominación en importantes locaciones. En Níger, se modificaron varios de los nombres coloniales, de calles y de sitios en Niamey, como en el caso de la avenida principal, Charles de Gaulle, que pasó a llamarse Djibo Bakary, una de las figuras de la independencia nigerina. En el caso de Burkina Faso, de forma semejante se renombró al Boulevard que homenajeaba al citado líder francés, a partir de entonces Capitán Isidore Nöel Thomas Sankara. Este último, al cumplirse un año de la “Revolución Burkinabé”, en 1984, había renombrado el colonial Alto Volta por Burkina Faso, “tierra de hombres íntegros” en dos de los idiomas locales. La épica de Traoré se inspira en la aventura revolucionaria del joven capitán asesinado en 1987.

Repercusiones externas

En materia de política exterior, la Alianza de Estados del Sahel se opuso a la regional Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao o Ecowas, por su sigla en inglés), a la que denuncian como instrumento de la opresión occidental y en particular de ser el caballito de batalla de Francia en la región. A comienzos de 2024, abandonaron dicha entidad oficialmente, pese a la insistencia del cuerpo de no hacerlo, y se negaron ante ofrecimientos posteriores de reingreso.

Apenas producido el golpe en Níger, se temió una operación militar capitaneada por la Cedeao para castigar al nuevo gobierno díscolo y obligar al retorno a la senda democrática con la reposición del presidente derrocado, Mohamed Bazoum, quien sigue hoy detenido a casi dos años de su derrocamiento. El cruce entre las dos agrupaciones intentó ser mediado por el presidente democrático de Senegal, Bassirou Diomaye Faye, una de las pocas naciones de la órbita francesa que no han atravesado experiencias golpistas. Faye mostró una veta rupturista bajo un discurso panafricanista pero algo menos revolucionario que el de las juntas y conservando mejores relaciones en términos generales con París. Si bien prometió una ruptura radical con París en campaña, el nuevo mandatario no se inclinó del todo por esa política una vez asumido en abril de 2024. Sin embargo, a finales del año pasado, Chad y Senegal también se sumaron a los países que demandaron el retiro de la presencia militar francesa.

La AES tendió buenas relaciones con Marruecos, pero, aprovechando la rivalidad de esta última con Argelia, al parecer los vínculos entre la Confederación y Argel se vieron trastocados. En una buena noticia para la Confederación, Togo y Chad evidenciaron intenciones de sumarse eventualmente al bloque revolucionario y panafricanista.

La Françafrique, el conjunto de entramados turbios que relacionan a Francia con sus excolonias –en resumen, un complejo neocolonial–, está en crisis. Así es que, sabiendo explotar el sentimiento antifrancés muy predominante en la región, las juntas evidenciaron un acercamiento muy visible a Rusia en reemplazo de la antigua metrópoli y el desembarco de las milicias Wagner, ahora sustituidas por los Africa Corps, brazo militar del Kremlin en misiones militares africanas.

A lo largo de los últimos meses, países africanos muy lejanos a la AES, como Malawi, Namibia, Botswana y Zimbabwe, siguieron algunos de los pasos de estas transformaciones al reformar códigos mineros y adoptar otra clase de medidas soberanas. En la región también se puede listar a Togo, Ghana y Guinea Conakry, esta última como parte del espacio de influencia francesa, nación que canceló varias decenas de contratos de empresas que operaban en el país, algunas aprovechando la extracción líder en el mundo de bauxita, clave en la elaboración de aluminio.

Puntos endebles, dudas y deudas

Todo lo anterior son las luces, pero las sombras acechan dentro del proceso. Algo que se puede objetar a la junta burkinabé es que gran parte del desarrollo emprendido se financió con ayuda financiera externa, pese a que Traoré declaró darle la espalda a los organismos de crédito internacionales como el FMI y el Banco Mundial. En este sentido, el joven presidente no sería fiel a la intención de Sankara de crear un frente unido de naciones africanas contra el pago de la deuda externa, como se lee en un discurso pronunciado poco antes del complot que terminó con su vida.

Otro tema sensible es la democracia. Una prometida transición parece cada vez más lejana en los tres integrantes de la AES. En Burkina Faso, Traoré postergó las elecciones extendiendo la transición hasta 2029. En el caso de Mali, se disolvieron los partidos políticos por decreto, tras ir cercenando su participación, y, al igual que en Níger, por el momento no hay anuncio de elecciones inminentes. De todos estos países excolonias francesas, el único que celebró elecciones y en el que pareciera haber más continuidad es Gabón, aún en relación cordial con Francia y en el que Brice Oligui Nguema, primo del derrocado Ali Bongo, ganó los comicios con el sospechoso 94,85%.

Dos cuestiones latentes y muy preocupantes son la seguridad y la estabilidad. Una excusa interpuesta del letargo democrático es la lucha contra el yihadismo que golpea a la región. Si estos golpes de Estado tuvieron, entre otros motivos, su razón de ser en la lucha contra el yihadismo, las juntas están lejos de cumplir sus objetivos y promesas de terminar con esta lacra. En definitiva, tal vez el triángulo compuesto por la AES sea la zona más crítica del planeta en orden a este flagelo. Las estadísticas pesan. Por segundo año consecutivo, Burkina Faso fue el de más muertes (1532) registrando una quinta parte de mortandad y dos tercios de los ataques mundiales, según el Índice de Terrorismo Global.

Para peor, las fuerzas de seguridad en muchos casos están acusadas de provocar nuevas muertes alegando la defensa ante la amenaza terrorista. En un episodio escandaloso, Ucrania fue acusada de colaboración con estas agrupaciones tras un incidente en 2024 que llevó a Bamako (y poco después a Niamey) a interrumpir relaciones diplomáticas con Kiev. El otro problema es la amenaza al régimen. Traoré denunció en reiteradas veces intentos de golpismo en su contra que pudieron ser desbaratados a tiempo. Pueden ser muy lógicas estas amenazas, pues sus ideas y medidas rupturistas causan alarmas. Ya se sabe cómo terminó el régimen de Thomas Sankara hace casi cuarenta años.

Finalmente, vale mencionar el relacionamiento y la cooperación acentuada con Rusia. Habrá que ver si la búsqueda de nuevos socios estratégicos no trasunta en el cambio de dependencia de un neocolonialismo francés a otro, por caso, ruso.

 

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